Fotografía: autoría

Bienvenido/a

Hola, soy Carol, fundadora del blog ‘La Forastera’. Escribo desde que era una niña pero siempre terminaba arrugando las hojas de papel. Mi momento favorito del día para escribir es la noche, mi lugar por elección: una cama, con 3 montañas de almohadas en mi espalda y una de amortiguador para mis piernas. No tengo una bebida favorita para escribir, pero casi siempre me acompaña una botella de agua al clima, y en primavera cualquier vino rosa para variar. 

No escribo para nadie, escribo para mí misma, para sentirme libre, para tener voz propia y para auto corregirme cada vez que olvido poner una tilde. No le tengo miedo a la muerte, pero sí le tengo miedo a olvidar. Los recuerdos son el alimento del alma, y el alma es el secreto de los labios, por eso solo se atreven a hablar con la tinta de un lápiz. 

Me crié en una familia de clase media de mi ciudad natal: Bucaramanga. Éramos solo mi mamá y yo, y el olor intenso que yacía de una dulce caspiroleta que me esperaba todas las tardes después hacer las tareas. Tuve el padre más solidario, lleno de sabiduría, ejemplo de trabajo, tenacidad y superación, quien me crió a distancia, y sí, pagó mis estudios. Gracias a él soy lo que soy, a él y a Dios se lo debo. Sí, también creo en Dios, pero más allá de una religión, creo que en la promesa de una vida eterna. 

Soy una melómana nacida en el 91. Escucho a Fito Páez desde que era una niña y no me pregunten por qué, pero también escuché Evanescence en mi adolescencia como un grito de rebeldía y más adelante, como en los 2009, me fasciné por el folclor de mi tierra. 

Nunca he sido buena hablando en público y hasta mi hermano se sorprendió de que estudiara Comunicación. Tengo el papel principal de mi propia historia, una forastera escribiendo a cada lugar al que vaya. 

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